Eternas Nostalgias en las Despedidas...
Víspera 13 de febrero,
mascarada carnavalesca ante un frío que
recorre el alma. Te imagino orgullosa de verme disfrutar de mis rutinas exprimiendo sensaciones
únicas, logrando continuar mi vida entre risas y sonrisas a pesar del vacío que
dejas, adaptando los dramas a las
comedias porque la existencia ha de ser agradable por muchos problemas que nos
rodeen. En cambio hay días como estos en los que no estoy a tu altura, rodea la
nostalgia de tu despedida, tiemblo.
A veces creo que todo fue una amarga pesadilla,
que me echaré a tu lado y podre
acariciar tu mano como en nuestra última cita. Te busco en cada despertar, escucho tu tarareo amenizando mis mañanas mientras
izas las persianas. Entre soles y
bemoles, tus discos me devuelven instantes robados, noches de ronda divagando entre
utopías, llantos rotos por risas desplegadas. Tantos recuerdos alojan mi
cabeza, imposible olvidar la huella que dejas,
cómo creciste hasta convertirte en quién eras.
Sigue tu presencia
merodeando huecos, sigue tu alegría invadiendo mis tristezas, sigue tu
optimismo pintando las sombras que acechan, sigue tu latido bombeando tu
esencia. Se respira tanto amor en tus estancias.
Cuando mis fantasmas salen a pasear cierro los ojos, respiro
y mi ahogo se convierte en un suspiro, puñalada hiriente tu pérdida. A pleno pulmón paso los instantes del
recuerdo. Fuiste tú quien convirtió mi
nada cotidiana en paraíso mostrándome los matices de cada rincón que contemplo.
Peleo por tu reflejo, agradeciendo a la vida las maravillas que encierra, el
valor de las personas. Mentiría si no cuento cómo te echo de menos, tu ayuda generosa, tus ánimos, tu olor, tu voz, tu escucha, tus silencios.
Cuando mis propias
exigencias me maltratan busco tu sonrisa eclipsando mis temores, tus sones convirtiendo
en logros mis imperfecciones, tus buenas vibraciones valorando mis entrañas. Leo los consejos que
escribiste con tu puño y letra a pie del anuario, como cada día trocitos de ti, citas que dejaste en
tu caminar, el último: cantar para mí. Contengo mi océano.
En ocasiones suena el teléfono, acelero y freno, quisiera
acariciar los sonidos de tus palabras compartiendo el devenir de los días que
vendrán.Yo hablo de ti cuando no contigo a veces de forma innata,
otras es un intento desesperado por mantenerme cuerda y otros pasan casi de puntillas a tu lado,
nombrándote con miedo .Me enojo, necesito sentir tus vibraciones aunque tu llama permanezca viva en todos ellos. La
herida siempre estará abierta.
No es verdad que el tiempo aleja el sentimiento, al
principio, agradecía el fin a tu sufrimiento, ahora aquellos tormentosos días quedaron en la distancia y es tu ausencia la
que se hace más presente.
Me duermo anhelando
un nuevo hasta pronto porque sé con
certeza que Nuestro Adiós nunca llegará.
Como siempre emocionando el día. Precioso Gema.
ResponderEliminar