jueves, 4 de abril de 2019

CRUCES DE CAMINO



He cambiado muchas veces de vida,
bajándome de vagones a punto de descarrilar.
He tenido choques frontales
de los que prefiero ni hablar.
He tomado trenes
avocados al fracaso
nada más empezar.


He roto de un golpe mis cadenas,
harta de tácticas y de estrategias.
He intentado hilvanar
vacíos deteriorados,
aunque no siempre es posible
coser las roturas del desencanto.

He saltado abismos infranqueables,
ignorado a los que medran
alentando fracasos.
He podido escuchar mis huesos crujir
y el eco de una negra sombra
alentando rendición.
Se han quebrado mis pilares y cual Lázaro
he seguido avanzando.

Mil lápidas pesan,
otras mil ciernen sobre mi cabeza,
sin embargo,
nunca me he preguntado que hubiese pasado
de haber seguido otras huellas,
de haber elegido otras cruzadas,
de haberme estancado en los pantanos del fracaso.

No arrepentirse de las decisiones
es vivir intensamente los segundos,
es sentir lo fugaz que es un momento,
es llenar realidades con sueños,
es morir en escenarios y
resucitar de traumáticas experiencias.

Porque aunque la vida nos ponga a prueba
no hay mayor éxito que dolerla,
abrazarla, sentirla,
abrir tus puertas dispuesta a desnudar tus entrañas,
y dejar pasar a quienes merezcan compartirla,
con tu misma Intensidad.

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